¿Qué se entiende por locus de control? ¿A qué nos estamos refiriendo? Vamos a intentar aclarar conceptualmente de qué hablamos.
Es un rasgo de la personalidad propuesto a partir de la teoría del aprendizaje social por Julian B.Rooter y Murly en 1965, y posteriormente reformulado por Rotter en 1966.
El lugar de control o locus de control(en adelante, LC) es un término que se utiliza en Psicología que hace referencia a la percepción que tiene una persona acerca de dónde se localiza el agente causal de los acontecimientos de su vida cotidiana. Es el grado en que un sujeto percibe que el origen de eventos, conductas y de su propio comportamiento es interno o externo a él.
Se trata de un factor incluido dentro de los estilos atribucionales, y es una variable dicotómica: la persona puede percibir determinados éxitos o fracasos como resultado de factores internos, como son el esfuerzo personal, la valía, las propias destrezas y habilidades, la inteligencia, etc., o externos, como la elevada dificultad de la tarea, el azar, la acción de otras personas, etc. Esto está relacionado con el grado de control que percibe sobre los acontecimientos, si puede cambiarlos o no, y por supuesto, incide sobre la autoimagen en términos de autocompetencia, y por tanto, influye en la autoestima.
Existen dos tipos: locus de control interno y externo.
El Locus de control interno es la percepción de la persona de que los eventos ocurren principalmente como efecto de sus propias acciones, es decir, la percepción de que él mismo controla su vida. Tal persona valora positivamente el esfuerzo, la habilidad y responsabilidad personal.
El Locus de control externo es la percepción de la persona de que los eventos ocurren como resultado del azar, el destino, la suerte o el poder y decisiones de otros. Así, el LC externo es la percepción de que los eventos no tienen relación con el propio desempeño, es decir, que los eventos no pueden ser controlados por esfuerzo y dedicación propia. Tal persona se caracteriza por atribuir méritos y responsabilidades principalmente a otras personas.
Algunas investigaciones han encontrado que las personas con un LCI se desempeñan mejor académicamente, son más independientes, más saludables y se sienten menos deprimidos que las personas con un LCE (Lachman y Weaver, 1998; Presson y Benassi 1996). Otros estudios han encontrado también que son mejores en demorar la gratificación y enfrentar el estrés producido por algunas situaciones, incluidas las problemáticas conyugales (Miller, Lefcourt, Holmes & Ware, 1986).